Martes 27 de marzo de 2018.- ¿Eres de los que pilla un catarro ante la más mínima corriente de aire? ¿Cada invierno te pasas dos semanas encerrado en casa por culpa de una gripe, o de una gastroenteritis? Y, para colmo, tienes que aguantar al típico compañero de trabajo que nunca se pone enfermo, haga frío o calor, llueva o nieve. Tranquilo, no son superhéroes. A continuación, te revelamos todos sus secretos…
Como siempre, lo más importante es llevar un estilo de vida saludable: dormir bien, comer bien, practicar algo de deporte, etcétera. Son pequeños gestos que parecen evidentes pero que son, sin lugar a dudas, el secreto para disfrutar de una salud de hierro.
Dormir bien y suficiente
Es importante dormir bien para no acumular cansancio, ya sea del trabajo o de la vida familiar. Varios estudios han demostrado que somos más eficaces y organizados cuando estamos descansados. La comunidad científica recomienda dormir entre 7 y 10 horas al día, dependiendo de la persona en cuestión. Para quienes se lo pueden permitir, ¡la siesta es una idea excelente! Sin embargo, no debe durar más de 30 minutos, ya que pasado ese tiempo ya no es tan efectiva.
Un entorno sano
No hay nada mejor que un buen círculo de amigos para gozar de buen humor. Las relaciones estables y profundas ayudan a reforzar la autoestima y a desarrollar nuestra capacidad de socialización. Así pues, rodéate de los mejores amigos que puedas encontrar y aléjate de personas que te perjudican.
Una buena alimentación
El periodista norteamericano Gene Stone, especializado en salud, escribió un libro titulado «Secretos para no ponerse enfermo» en el que entrevistaba a varias personas y les preguntaba sobre su estilo de vida. Los resultados mostraron un punto en común. Todos consumían productos frescos en gran cantidad, llenos de vitaminas y minerales, pero también de proteínas, que ayudan a la producción de anticuerpos del sistema inmunitario. Por último, preferían alimentos azucarados no procesados que azúcares refinados y limitaban el consumo de alcohol.
Una hidratación constante
Todos deberíamos beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día y entre 2,5 y 3 litros en periodos de más calor. El agua es, sin duda, la mejor bebida para nuestro cuerpo, ya que elimina toxinas, asegura el buen funcionamiento de nuestros órganos (sobre todo de los riñones), mejora el aspecto de nuestra piel y disminuye los riesgos de calambres y dolores musculares después de practicar deporte. Así pues, es fundamental hidratarse a lo largo del día. ¡No esperes a tener sed para beber agua!
Una buena gestión del estrés
Las personas que sufren estrés tienden a ponerse enfermas más a menudo que aquellas que lo gestionan bien. Hay que aprender a coger el toro por los cuernos y combatir el estrés. Cuando uno sabe gestionar las emociones y en especial el estrés, el cuerpo reacciona y aprende a combatir la enfermedad.
Estar activo
No nos cansaremos de repetirlo: practicar una actividad física regular es importante para nuestra salud. Además de ayudarnos a mantener la silueta, el deporte también nos sube el ánimo, nos relaja y, por si fuera poco, evacúa las toxinas y estimula el sistema inmunitario.
Lavarse las manos
Los que aseguran no ponerse nunca enfermos siguen al pie de la letra una norma básica y que puede marcar la diferencia: lavarse siempre las manos. Piensa que las manos están en contacto con todo lo que nos rodea y, por lo tanto, acumulan gérmenes a diario. Y precisamente por eso se aconseja lavarse las manos muy a menudo, antes de comer, antes de tocarse la cara, después de ir al baño, etc. En el transporte público, evita tocar las barandillas de las escaleras y las barras del metro, ya que son un nido de bacterias.
Salir a dar una vuelta
Salir de casa, tomarse una copa de vino, pasear por el bosque… todas estas actividades nos ayudan a ser más fuertes y a combatir mejor ciertas enfermedades. Tomar un poco de aire fresco ayuda a liberar el estrés, la ansiedad, a reforzar el sistema inmunitario y a recuperar la energía.
Ser positivo
Es de sobra sabido que ser optimista permite ver las cosas de una manera distinta. Así pues, aleja ese pesimismo y afronta el futuro con positivismo. Serás más feliz y, además, tendrás más energía para combatir enfermedades pasajeras.
Tener un animal de compañía
El Observatorio Internacional del Bienestar y la Universidad de Cambridge demostraron que tener un animal de compañía beneficiaba nuestra salud física y psíquica. Al estar junto a nuestro gatito o adorado perrito, el cerebro libera oxitocina, dopamina y serotonina, las hormonas responsables del amor, la felicidad y las relaciones sociales. Acariciar a nuestro amigo de cuatro patas reduce el estrés, el ritmo cardíaco y la presión arterial.
Hacer el amor
Hacer el amor reduce el riesgo de cáncer de próstata en los hombres y cáncer de mama en las mujeres. Las endorfinas que se liberan durante y después de las relaciones sexuales también afectan positivamente al estrés y la ansiedad. Además, implica un esfuerzo físico, lo que permite eliminar toxinas, estimular la circulación sanguínea y fortalecer el corazón. Con tantas virtudes, ¿para qué privarse?
Hacer revisiones regulares
Ir al dentista, visitar al médico de vez en cuando, consultar un dermatólogo, acudir al ginecólogo, hacerse una mamografía… son revisiones rutinarias pero muy importantes. No solo permiten mantener el buen estado de salud, sino que además pueden detectar cualquier anomalía que pueda ser peligrosa o provocar complicaciones. No juegues con tu salud, ¡es el bien más preciado que tienes!
- Jeunet
Fuentes:
Observatorio Internacional de Bienestar y la Universidad de Cambridge
Sleep: a Health Imperative, Faith S. Luyster, PhD, Patrick J. Strollo, Jr., MD, Phyllis C. Zee, MD, PhD, and James K. Walsh, PhD on behalf of the Boards of Directors of the American Academy of Sleep Medicine and the Sleep Research Society; Sleep 2012
Health Psychology, octubre 2003; vol. 22, n° 5